En la calle, muchos, miles
todos son mercaderes
con curiosos bienes
traídos de lejanas tierras.
Una vendedora,
ofrece caimitos,
y otra,
jabón negro del Brasil.
Tus hijos son todos,
el indio huitoto,
el campa,
el cholo,
el gringo loco que se enamoró
de la selva y sus mujeres
Alegre y vivaz, creciste
erguido sobre la playa del río mayor
bullen en ti, faldas multicolores
cabellos largos, de mujeres
frescas recién bañadas,
huelen a colonia y flores.
y se quedó feliz, por siempre
Cruza tu cielo azul
una bandada verde
de periquitos eternamente alborozados
Los niños corren,
juegan y hablan cantando,
no le temen al brujo,
tampoco al caimán,
nadan cual peces
y duermen al sol
como lagartos
Suenan lejanas,
las sirenas de los barcos
y los niños despiertan de su letargo,
sopla la brisa del gran río
y refresca el verde ardiente
de esta ciudad tropical
mito y realidad,
leyenda e historia,
lo que de ti se cuente
siempre será misterio,
añoranza, ilusión, pasión
siempre será...
Iquitos, verde ardiente
Alberto Valdivia Portugal
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