De estas hojas calladas
solo puedes tener
imágenes borrosas.
Hace ya mucho espacio
que no tengo noticias de mis dudas
sobre tu paradero.
Fue aquella madrugada
de Abril
Te perdía la carne
fuera de mis cartones,
las imágenes nuevas
y los frescos sonidos
adolescentes.
Lo cuento sin rencor
pero tu te marchaste
y estas ramas
que tanto amor te dieron
se situaron
para afrontar el cambio
estacional.
Así que decidí
escribir muchas cartas
enviándomelas
entraña abajo.
Los días se disuelven
revisando el correo.
Al calor de la piedra
escribo sobre el frío.
Hay un vapor
que sale de mi lengua
y me ayuda bastante
a humedecer los sellos.
Con todas estas cosas
renace la ilusión.
Nunca me sobra un rato
para pensar
cifrando la cordura
de la carta que espero
soñando con piratas.
En la esquina Verlaine
se me cae de la mesa.
Descanso de renglones.
.
Ha llegado el cartero
(C) Carmen Castejón Cabeceira
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