Desde el medio del mar sufriendo otoño
zozobrando sin ti, arsénico puro,
infiltrándome antídotos que sanan
procurando salvarme feneciendo.
Escuchando este océano Pacífico,
tras mis labios de ron rompen las olas
espumando burbujas con tu nombre,
nombre propio que estalla como un seno.
Siempre otoño entre sales de cicuta,
calendario de mi última retina.
aplomados otoños esperando,
manteniendo las hojas de los arces.
Otoñales alfombras navegables,
arsenales de versos que yo piso
enlodándome así con tus fonemas,
ese arsénico puro que me mata.
Más sintiendo mi muerte voy y te espero
naufragando en los mares de Ñambuco.
marinero de mortífera esencia,
tormentosa erupción que yo succiono.
Y me llevo los días de tortuga
desde el medio del mar sufriendo otoño,
infiltrándome antídotos que sanan
procurando salvarme feneciendo
Pereciendo por ti de cualquier modo
desde el ron de la sal del cierzo tuyo,
esa herrumbre otoñal de mis mareas
que sollozan por tu sabor preciso.
Acostumbro ahora a beber ron sí,
me avergüenza mi boca de rapiña.
Mis encías se colman con tu nombre,
se me queda la jota entre los dientes.
Solo puedo escribir versos etílicos,
navegables:”Te quiero desnudándote”,
pero no quiero cera quiero el fuego
que me cruza la espalda con tu palmo.
Desde el medio del mar sufriendo otoño,
desde el medio del mar con tu bandera.
Desde el medio del mar te estoy
rezando.
Desde el medio del mar habla mi muerto.
Carmen Castejón Cabeceira