viernes, 4 de julio de 2014

¡QUIÉN FUERA AVESTRUZ! de Juana Castillo Escobar





En la sabana, las manadas de animales caminan indolentemente bajo un sol de justicia. El calor es insoportable. El polvo, levantado por miles de pezuñas en movimiento, ciega y distorsiona cualquier imagen.
Bajo un bosquecillo aislado, una cincuentena de avestruces hace un alto en el camino. Un macho, de cuello largo y esbelto, corretea de un lado a otro con sus cortas alas extendidas a la vez que lanza fuertes gritos al viento. Intenta llamar la atención de las hembras, casi todas ellas bastante indolentes a causa del calor.
- Tengo que poner más ímpetu -se decía picado en su orgullo- si quiero encontrar una hembra de mi gusto.
Y se dispuso de nuevo a pasear por entre las féminas. El cuello lo llevaba lo más estirado que podía. Las patas, ágiles y fuertes, buscaban el componer cabriolas cada vez más difíciles, más llamativas, más excitantes. El aleteo subió de tono al igual que sus gritos amorosos.
Al fin, una de las jóvenes hembras se fue acercando hasta él, lentamente. Con movimientos ondulantes y provocativos de su cuello, miraba a uno y otro lado de su camino sin ver. Su pensamiento estaba puesto en aquel magnífico macho de alas grises y blancas. Ella movió con coquetería las plumas de su cola, algo que a él no le pasó desapercibido en absoluto. Un momento después, sin pudor alguno, corrieron el uno junto a la otra con gran alborozo por parte de ambos. Daban rienda suelta a sus deseos, sin tapujos ni cortapisas. Se apareaban, ¡lo más natural del mundo!, rodeados por el resto de sus congéneres.
Al cabo de un tiempo el avestruz hembra puso cuatro huevos. A papá avestruz no le quedó más remedio que terminar sus correrías de soltero. Le aguardaba una larga y hermosa tarea: empollar a sus futuros cuatro hijos.
Mientras papá avestruz se volcaba en el cuidado de sus retoños, la mamá se dedicó a corretear y a reponerse de la puesta junto con el resto de las hembras viviendo en libertad por la sabana...

¡Y luego dicen que los animales son seres inferiores e irracionales! Pues... ¡Quién fuera avestruz!



Juana Castillo Escobar

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