A Hugo
presente
en todo el almanaque.
(Miércoles,
20 de junio de 2001)
Con presagios de lucha,
tierno gorrión de ala herida,
avizora con su pico
las migajas que serán corona y flor
cuando se torna azul el horizonte.
Semilla, viento, trino irremediable.
Hugo en Domingo. También viernes
se desliza por toda la semana.
Es ballesta que encaracola la mañana.
Para el amigo es gigante, cordillera.
Una fuente de luz abre en el almanaque
y puebla de duendes las estrellas;
a los niños labra un arco de fe,
dibujado con voz de infancia verdadera.
Domingo en Hugo,
un remolino de fechas imprecisas
deja espacio para nuevas redes.
Él, navegante solitario,
algas y peces le dan la bienvenida
con la frescura del recién nacido.
Domingo en Hugo.
Se colorean las hojas del calendario
que el agua arrastrará en su cresta
como míticas naos.
Un caballero escapa de los vitrales
y se nos presenta en el tercer milenio;
nos asombra su magia, el poder de la palabra,
su timidez de niño
que huye a las catedrales.
Teresita
Herrera Muiña
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