Cierra la puerta. La mirada
del ciego está adentro y afuera.
Todo es geometría y débil
tacto. Figuras que se prestan
una forma en el todo del aire.
Disemina en el muro
los nombres del objeto.
Que la quietud no sea
excusa del vacío y el vacío
esté dentro. Mirador de la fiebre.
Ritual de la espera. Blanco
despojamiento
de la voz sobre el muro.
Más allá de la piedra y su estructura.
Tan lejos. Todavía.
El sonido es ahora la extensión
del sonido. El eco que resuena
y no se extingue mientras dura
la luz, que de ti mana.
Ese breve destello.
La habitación no está.
Sostiene
el cuerpo. Lo concentra
sobre un punto vacío.
Fragmento
Qué templo sumergido es este pensamiento
esta blanca columna donde inscribes
las cifras y los nombres
las calladas figuras
de un íntimo retablo
que el dolor desvanece.
Lo difícil. Lo oscuro
lo que queda enterrado
tras el muro que forman
las sintaxis.
A la espera del signo.
(Satori)
Luís Luna
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