Digitando, cambiamos mundos.
De reojo pasamos del tercer mundo
a la potencia que lidera el planeta.
Hacemos textos con sueños vivos
desnavegando el pasado silencioso
y pobre de historia y discursos.
Cada Ipad presenta un superhombre
con dulces mensajes amorosos
que la mujer lectora intuye como
soledad emocional, profanando
la realidad cotidiana.
Los textos son interminables,
el face-book es un mercado
de ambiciosas invenciones personales.
A mí me queda un secreto nocturno
que ocultaré entre mis dedos
o en el rincón de la pantalla
para salvar mi ego virtual
del consumismo de los blogs ajenos.
Teresinka Pereira
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