Viaje
de un presagio
con
la sal en la boca,
con
las manos a la intemperie.
Poblado
de pájaros oscuros
que
crujen en su vuelo
hasta
asustar las ramas.
Viaje
de un presagio.
Donde
el verbo abre un aula desnuda.
Donde
el canto alquitrana el espacio.
Viaje
de un presagio
con
los ojos clavados en la estaca,
con
los zapatos vacíos de caminos.
Con los huesos, sin
responder preguntas.
Nedy Cristina Varela
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