En tardes tristes de otoño,
lo que el corazón reclama
es un sitio solitario
sobre las cimas nevadas,
en el boscoso santuario,
en arroyuelos dormidos,
en las orillas del mar
o bajo espigas de trigo
donde echarnos a llorar.
Aníbal Colón De la Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario