El
silencio era espeso y viscoso.
Era
una paz hastiada que ponía
resistencia
a tus pasos.
Era
como caminar a lo largo
de
un río hecho de brea derretida.
Se
abrazaba a los árboles la calma;
y
arriba los pájaros detenían
sus
lentísimas alas.
Por
encima de los altivos álamos,
cruzaba
solitaria
una
nube gris del callado otoño.
Se
apagaron las voces
en
la aldea letárgica y lejana.
El
silencio era espeso y viscoso.
Aníbal Colón De la Vega
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