Que
tristeza
que no me reconozcas:
Yo que amé más tu tierra
que la mía.
Respirando su aire irrespirable
desde las cuatro paredes
de tu casa.
Que tristeza
que no me reconozcas:
yo que anduve contigo los caminos,
por las noches buscando los desechos
en calles de navajas.
Por el día contando las monedas
que nos duraban después
del pago de facturas.
Que tristeza
que no me reconozcas:
Yo que comí el arroz dentro de tu boca
a oscuras y con frío,
sin cubiertos, sin platos y sin mesa,
porque tras la pobreza todo era grandioso.
Qué tristeza
que no me reconozcas:
Yo que también te he cantado
los fados y las coplas
en todas tus mañanas,
a pesar de mi llanto,
y he reído feliz con mi desánimo
para que tu no lloraras.
Qué tristeza
que no reconozcas:
yo que me he registrado dentro de tu
cuerpo
cada noche de velas,
en el insomnio amante
de las horas más breves
con el
sosiego de fibras
de los que se han pertenecido.
Y no, no me reconoces
Y no es porque no quieras:
tus ojos pueden verme,
tus oídos oírme,
puedes sentir mi abrazo
creo que me amas todavía.
Pero vives ajeno a la razón
Y tus ojos se pierden en las búsquedas
lejanos a mis límites.
Te cruzan las miradas
de los otros
en lo efímero y solaz
que no da nada
y ya te pierdes,
y ya te pierdo,
y nos perdemos los dos
aunque
te amo
y nos perdemos los dos
aunque me amas
por el hecho tan triste
de no reconocerme
(C) Carmen Castejón Cabeceira
Carmen querida , hay una melodía en mi tierra, que se llama Canción Desesperada, en las palabras de ésta , la tuya, se me ha desgarrado el corazón, del mismo modo que cuando escucho aquel tango....Es la pasión más decepcionada que no olvida, el el grito de amor más lastimado, es la certeza del nunca más..........Yolanda
ResponderEliminarGracias por deleitarnos con tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo