deslumbra tu figura
indescifrable,
donosura en el sueño de
mi lírico
ondulante olíbano,
presiento
de mis profundidades.
Estás justo a mi lado,
imperturbable
siempre a contraluz
difuminada,
misteriosa, luminosa,
apetecida.
Eres mas no te sé,
respiro tu donaire
fugitivo,
me cautiva tu silencio
más allá del eco,
abrasa de tus ojos
llamarada
siempre esquiva,
imprecisa, deslumbrante…
Y digo para tu oído, si
acaso me escuchas,
que tu visión hace de
mis horas
agave azul y que algún
día
en algún recodo entre tu
fulguración
y mi nocturna
amartelada,
en algún minuto, en
algún descuido
tuyo, por alguna rendija penetraré
para fundirme a ti a
contraluz.
abril 2014
Carlos Román Ramírez
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