Lo mismo
sirvo vino añejo,
que panes
recién horneados;
igual me da
venir de lejos,
que de
lugares aledaños.
Siembro
trigales y viñedos;
trabajo de
otoño a verano.
Algo ligero y
duradero,
entre lo
efímero y pesado,
se asienta
calmo en mi cerebro.
Es que el
tiempo sigue contando:
vino añoso,
madero viejo.
Un día dejaré
el arado
y repartiré
mis recuerdos,
cual venencia
que va escanciando
sobre la copa
tantos sueños
de la barrica
arrebatados.
Aníbal Colón De la Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario