Amor que así me mueres
en este inmenso páramo
de místico
infortunio:
mi alma es el silencio
el pálido reposo
pupila de buscarte,
y en el espacio urgente de quererte
y en el espacio urgente de quererte
el refugio de amar
hasta el abismo.
Mi costumbre de sol,
mi tránsito amoroso:
si aún bebieras en río
de mis labios,
si acaso como a
mi te tiemblan horas
que fueron de ternura
en tardes de cerezas,
di en manos de qué
dios o en qué condena
bajaron al desnudo nuestras horas,
que a veces ya no sé
bajaron al desnudo nuestras horas,
que a veces ya no sé
donde encontrarte
ni en qué lugar
pedirte
de la sombra
enlutada,
e igual que se regala
el búcaro de arcilla
al molde soberano de
la rosa,
yo me regalo al arpa
de tu sombra
para sentirme aún,
sentada en tus
rodillas.
©Esther González Sánchez
©Esther González Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario