Aquí estoy, Dios mío,
cansado en el camino:
los pies ensangrentados
el alma perforada,
el corazón partido
y vacías las manos.
Ya no siento, ni temo,
y ni siquiera espero.
Pero aquí permanezco
erguido todavía
frente a tu puerta
estrecha,
bajo umbral intangible
y la muda presencia.
Y ya no digo nada,
no pronuncio palabra.
Sólo existo: me
basta
repetir mi silencio
en la noche enlutada.
en la noche enlutada.
Aníbal Colón De la Vega
Actitud del poeta-pensador que emociona.
ResponderEliminarGracias, Jose Manuel por tu fino comentario. Aprovecho para agregar el ultimo verso que falta: en la noche enlutada.
ResponderEliminar