Recios y aciagos son aquestos tiempos
en que las garras marciales se asoman.
La sangre espesa corre por las calles;
de rojo se tiñen las mariposas.
Fuegos mortíferos surcan los aires
y lanzan carnes grises a las fosas.
Los niños gritan ante la hecatombe;
y los ancianos gimen en las sombras.
Ya no repican las dulces campanas;
ya se avejentaron todas las rosas.
¿Por qué impera el estruendo de las armas
y enmudecen las tranquilas alondras?
Hagamos de las espadas arados;
y de las nubes infestas, auroras.
Es hora de izar las banderas blancas
y convertir las balas en palomas.
en que las garras marciales se asoman.
La sangre espesa corre por las calles;
de rojo se tiñen las mariposas.
Fuegos mortíferos surcan los aires
y lanzan carnes grises a las fosas.
Los niños gritan ante la hecatombe;
y los ancianos gimen en las sombras.
Ya no repican las dulces campanas;
ya se avejentaron todas las rosas.
¿Por qué impera el estruendo de las armas
y enmudecen las tranquilas alondras?
Hagamos de las espadas arados;
y de las nubes infestas, auroras.
Es hora de izar las banderas blancas
y convertir las balas en palomas.
Anibal Colon de La Vega
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