Estoy
sola y te nombro.
Mis voces
se derrumban
por desgaste de sílabas
en
un pliego cercano
renacentista
en fusas
donde
a veces me evito.
No
te vivo distante.
¿Para
qué el eufemismo?
No
hay combate capaz
de
lograr el triunfo
con
visibles mayúsculas
que
me ofrece tu acceso.
No
se como decirte
que
este impulso poético
-
grítalo como quieras -
sin
pretensión reglada
rubrica
mis deseos
de
recordarte siempre.
No
quiero preguntarme
sobre
el viento que llega
si
su sabor a triste
es
que no te retornas
esta
noche de celos,
de
extrañeza sensible.
Frecuento
la lumbrera
donde
hay un drama trágico:
tu
rostro consagrado
en
el cristal que aguarda
pues
no amanece dentro.
Tan
lejos y tan nunca.
Y
tan tal vez mañana
abrazando
diptongos.
Mordiéndome
los labios
rielará
tu hierba
descendida
en el lecho
en
el cual yazgo amante.
Te amo
sí.
Una
confirmación
del
color que dudabas.
Una
musculatura
toda
tracción en fuste.
Ahora
hay unos brazos
sabedores
de tiempo.
Te
amo , es mi deber
después
de molestarte
con
estos sinvivires.
Solo
espero que vuelvas
para
poder creérmelo
y
ser toda saliva.
No
sabes que navego
sofocando
gaviotas
en
mis lindes oscuros.
Las
sábanas inquietas
no
concilian el sueño
por
exceso de acoso.
Desde
que tu te has ido
Ya
no espero estaciones.
¿Qué
me importa la lluvia
o
las flores cambiantes,
si
ya no tengo tiempos?
Te
has comido mis horas.
Este
ser vertebrado
no
sabía de amores
ni
del riesgo de olerte.
Y
ahora padeciendo
de
ruptura lingüística
me
muero por usarte
atormentada
en piel.
Vuelve
para mis hambres,
para
mis ojos,
para
mis manos,
para
mi boca,
Vuelve
porque me sufre
el
espacio de cuerpo
la
embocadura misma ,
que
solo abrigas tú.
(c)Carmen Castejón Cabeceira
de "La decepción Se pinta"
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