No he de decir adiós.
Cuando me vaya
dejaré lo que canto en cada cosa,
dejaré lo que sueño y lo que amo
de pie junto a la puerta
y la alegría de haber vivido tanto...
un libro, unos poemas, unas cartas de amor,
una mirada limpia,
la camisa cansada,
unas monedas para comprar el pan sobre la mesa,
un paraguas de otoño
y una foto amarilla que dirá cómo era.
Yo dejaré el calor de las canciones
que a veces cantaba
cuando un viejo amor pasaba por mis ojos
y dejaré las noches que me vieron caminar la ciudad
y otros países.
Pero no diré adiós;
me quedaré en las lluvias de mis campos
o el recuerdo (tal vez) de algún amigo,
me quedaré en las manos de algún poeta loco,
en el vaso de vino derramado
y acaso en la mirada del perro que me espera,
en el temblor de luz de una guitarra...
No he de decir adiós a las cosas que amo.
Me quedaré a la entrada del camino
como el viento que pasa entre las ramas...
¡Hasta entonces!
(c) josé manuel solá / 2014
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