Las palabras que escribo,
tinta negra imperfecta,
no son mi última canción.
Mi poema eres tú.
Allí donde te encuentres,
hasta allí va el sereno de la noche
de mi voz y mis manos.
Hasta la lejanía de tus ojos que sueño
se alarga mi silencio
y te besa el susurro de versos que no escribiré nunca,
que nunca he pronunciado;
al océano astral
que viajaremos juntos
como si nada hubiera separado
lo infinito de ti, de mí,
del tiempo, con palabras...
Estas cosas que escribo no serán -tú bien sabes-
toda la inmensidad que hemos sido,
ni tu olor ni el vuelo de pétalos con que me acariciabas,
no serán como el viento en tus cabellos
ni el sabor de hoguera de tus labios.
Sólo por esta magia de sabernos
venceremos el mundo...
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