Ella es gitana
bautizada
con espumas,
del
mar.
Adorna
sus cabellos
con
corales.
En
su ombligo beben
los
unicornios de la noche
y
en la copa escanciada
con
miel y canela
de
su cuerpo
las
abejas apacientan
sus
enjambres.
Los
diez lirios de sus pies
forman
un ramo de delicias
que
perfuman y adornan
sus
uñas nacaradas.
Cuando
asoma su rostro
en
el espejo, el cristal
lo
que refracta
es
un poema.
Puramente pura
y
misteriosa,
en
sus pupilas,
el
mar sembró
un
semillero
de
peces de colores,
el
cielo eternizó
la
luz de dos luceros,
y
la brisa marinera,
dotó
su aliento
del
elíxir que satisfacen
los
íntimos placeres.
Ante su cuerpo
los
ojos del mundo
rinden
culto
a
su belleza
y
ante el caracol
de
rosa y nieve
de
su sexo, el mar,
abrazado
a sus caderas,
bautiza
su cuerpo
con
espumas.
Lucio Estevez
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