Mas algún día volverá,
y verá sus sueños realizados,
sobrevivirá al tiempo,
continuará en él la esperanza
después de muerto;
podrá vagar por un mundo
de silencio,
mas algún día volverá
y se mecerá en sus sueños
hechos realidad.
Las quimeras de los espíritus puros
no puede destruirlas el tiempo,
perduran en la ilusión
de almas hermanas de las suyas,
y un día muy lejano,
de cielo muy azul,
podrá ver tangible
el mundo hijo de sus sueños.
Podré estar oculto
bajo las aguas de un mar
que desde aquí creemos incierto,
pero la misma ilusión y la rebeldía
que me hicieron sufrir en la vida,
harán que en la muerte
no esté muerto,
y surgirá de las olas mi sonrisa,
que en las noches de tormenta
escucharán mis hermanos
desde el mundo en el que yo
quise vivir.
José ángel Graña
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